Reformar una cocina es un trabajo muy productivo y placentero por dos motivos: porque es una de las estancias en las que más luce una reforma y porque las posibilidades son tan amplias que, como profesional, me hace disfrutar especialmente.
Muchos clientes, cuando se plantean una reforma en la cocina, me piden instalar una isla. Es cierto que tanto en diseño como en funcionalidad una isla da mucho juego, pero no todas las cocinas se lo pueden permitir.
Hay que tener espacio suficiente para la isla y alrededor de ella, para que nos permita movernos con comodidad.
Si la cocina cuenta con los metros suficientes, lo primero que hay que decidir es qué uso le vamos a dar a la isla. Las posibilidades son: almacenamiento y reunión, lavado o cocinado, o ambas cosas. De estos tres aspectos va a depender el tipo de reforma.
Islas para reunión
Si se opta por una isla donde comer, la reforma es más sencilla. El modelo más completo es aquel que contenga una parte con cajones y armarios para almacenaje y otra abierta por debajo para poder sentarse cómodamente. O directamente, una meseta que nos pueda cumplir ambas funciones y que incluso podría ser móvil.
En cuanto a los aspectos de reforma, el trabajo es mínimo, ya que no habrá que trasladar ninguna instalación hasta la isla, incluso las hay con ruedas.
Lavado
La cocina tiene tres áreas funcionales, una de ellas es la zona de lavado.
Los elementos con los que tendría que contar esta isla son: un fregadero, una superficie de apoyo, espacio para albergar el lavavajillas y cierta capacidad de almacenaje.
Para llevar a cabo esta reforma tendríamos que trasladar las tomas de agua y los desagües hasta el lugar donde se ubique la isla. Lo normal será levantar el suelo y acercar la tubería desde su lugar original hasta la isla.
Cocinado
Otra opción es cocinar en el nuevo espacio que se cree. Para adecuar una cocina a una isla donde se instale la superficie de cocción habrá que llevar el suministro hasta la isla, ya sea gas o electricidad. Y se necesitará una campana extractora que, si no es de filtro, precisa un conducto con salida al exterior.
El cableado o la tubería de gas pueden ir por el suelo, pero el conducto de aspiración de humos tiene que ir por el techo. Todas estas reformas se pueden llevar a cabo, pero hay que conocer cuáles son las dimensiones de la obra en cada uno de los casos.
Como alternativa a las islas, en cocinas más pequeñas se puede instalar lo que llamamos una península, un espacio que, siendo independiente del resto de la cocina, está unido a ella en algún punto. Es muy práctica en cocinas americanas, ya que separa ambientes y ofrece una zona confortable donde incluso comer.